El agua que llega a tu grifo proviene de plantas de tratamientos que recicla el agua en la mayoría de los casos en Estados Unidos. También puede provenir de ríos, lagos, arroyos, estanques, embalses, manantiales y/o pozos, y la ciudad hace un gran trabajo para que el agua sea apta para el consumo. Sin embargo, es a través de las tuberías subterráneas donde el agua puede contaminarse. Esto puede ocurrir por disolución de minerales, acumulación de sedimentos, sustancias derivadas de actividades humanas o, en algunos casos, incluso pueden contener residuos animales.

Algunas personas son más vulnerables a ciertos contaminantes que se encuentran en el agua tratada, como el arsénico, exceso de cloro, plomo, entre otros.

Los ancianos, los niños y las personas con sistemas inmunitarios deteriorados tienen un mayor riesgo de verse afectados por estos químicos.

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Hay organismos microscópicos que pueden multiplicarse rápidamente en grandes masas de agua. Estos organismos microscópicos pueden desarrollar un sabor y olor claramente diferente en el suministro de agua. A pesar del uso de carbón activado en las plantas de tratamiento de agua para mejorar estos sabores y olores, el problema sigue siendo una realidad para las comunidades.

Hoy en día se puede conseguir mucha información acerca de la calidad del agua en internet, y existen perspectivas diferentes en ciertos aspectos relacionados a la calidad del agua en general. Es por esto que como miembros de la Asociación de la Calidad del Agua, nos interesamos en promover información acertada y respaldada por fuentes acreditadas. Si usted desea obtener mayor información sobre la calidad del agua en los Estados Unidos, le recomendamos visitar el portal de la Asociación de la Calidad del Agua